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martes, 2 de mayo de 2023

SIGNIFICADO DE EXPIACIÓN, REDENCIÓN, JUSTIFICACIÓN, PROPICIACIÓN, REMISIÓN, SUSTITUCIÓN

mayo 02, 2023 0
SIGNIFICADO DE EXPIACIÓN, REDENCIÓN, JUSTIFICACIÓN, PROPICIACIÓN, REMISIÓN, SUSTITUCIÓN

 


La obra sacrificial hecha en la cruz por nuestro Señor Jesucristo, es descrita por doctrinas cuyos nombres, en algunos casos, parecieran tener el mismo significado y en otros son confusos y para muchos son nombres desconocidos. Estamos hablando de los términos: REDENCIÓN, EXPIACIÓN, REMISIÓN, JUSTIFICACIÓN, PROPICIACIÓN, SUSTITUCIÓN, IMPUTACIÓN Y RECONCILIACIÓN.

 

El objetivo de este artículo es explicar el significado de cada una de estas palabras que son también doctrinas.  

 

REDENCIÓN

 

La palabra redimir significa “comprar.” El término era usado específicamente con referencia al pago de la libertad de un esclavo. La aplicación de este término a la muerte de Cristo en la cruz, significa exactamente eso. Si somos “redimidos,” entonces nuestra condición previa era la de esclavitud. Dios ha pagado nuestra libertad, y ya no estamos bajo la esclavitud del pecado o de la ley del Antiguo Testamento. Este uso metafórico de la redención es la enseñanza de Gálatas 3:13; y 4:5.

 

En la antigüedad, el pueblo de Israel estaba muy habituado a considerar los rescates a través de la redención. Recordemos el clásico pasaje de Rut:

 

 

 “Después le dijo Noemí: Nuestro pariente es aquel varón, y uno de los que pueden redimirnos” Rut 2:20

 

El concepto de redención enmarcado en ese tiempo solo en leyes sociales, venía a ser parte de las sombras o figuras que hablaban de lo que siglos más tarde Cristo realizaría en la cruz.

 

Era necesario que alguien pagara el precio de nuestro rescate. Era imprescindible que alguien comprara nuestra libertad, y eso es lo que hizo nuestro amado Señor y Salvador Jesucristo.

 

“Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios” 1 Corintios 6:20.

 

 

Todos necesitan de la redención. Nuestra condición natural fue caracterizada por la culpa: “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.” La redención de Cristo nos ha librado de la culpa: “siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús.”

 

Los beneficios de la redención incluyen la vida eterna (Apocalipsis 5:9-10), el perdón de los pecados (Efesios 1:7), la justificación (Romanos 5:17), libertad de la maldición de la ley (Gálatas 3:13), adopción dentro de la familia de Dios (Gálatas 4:5), liberación de la esclavitud del pecado (Tito 2:14; 1 Pedro 1:14-18), paz con Dios (Colosenses 1:18-20), y la morada permanente del Espíritu Santo (1 Corintios 6:19-20). Entonces, ser redimido es ser perdonado, santificado, justificado, bendecido, liberado, adoptado y reconciliado. (Ver también Salmos 130:7-8; Lucas 2:38; y Hechos 20:28).

 

 

La palabra rescate está relacionada con el concepto cristiano de la redención. Jesús pagó el precio de nuestra liberación del pecado (Mateo 20:28; 1 Timoteo 2:6). Su muerte fue ofrecida a cambio de nuestra vida. De hecho, la Escritura dice claramente que la redención sólo es posible “a través de Su sangre” (esto es, por Su muerte), Colosenses 1:14.

 

Las calles del cielo estarán llenas de excautivos, quienes, por ningún mérito propio, se encuentran perdonados y libres. Los esclavos del pecado son convertidos en santos. No sorprende que cantan un nuevo cántico—un cántico de alabanza al Redentor que fue inmolado (Apocalipsis 5:9). Nosotros éramos esclavos del pecado, condenados a una separación eterna de Dios. Jesús pagó el precio para redimirnos, resultando en nuestra liberación de la esclavitud del pecado, y nuestro rescate de las consecuencias eternas de ese pecado.

 

 REMISIÓN

 

“Porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados” Mateo 26:28

 

La palabra remisión denota el acto de devolver algo a su origen o de enviarlo lejos.

 

 

En el antiguo testamento, aparece el texto de levítico 16, en donde se ordena para el día de la expiación apartar un macho cabrío que cargaría los pecados para “remitirlos” a Azazel. Si bien, no existe mucha claridad en el origen de la palabra Azazel, se concluye que su significado es algo así como una entidad demoníaca ubicada en lugares desérticos, destino al cual era enviado aquel macho cabrío.

 

“Y pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, y confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel, todas sus rebeliones y todos sus pecados, poniéndolos así sobre la cabeza del macho cabrío, y lo enviará al desierto por mano de un hombre destinado para esto” Levítico 16:21

 

El acto de remisión, en otras palabras, significa tomar la carga del pecado y llevarla lejos. Como ya hemos señalado, en el antiguo pacto, la imagen misma de las cosas y la obra de Cristo en la cruz, aparecen en medio de figuras y símbolos, pero en el nuevo pacto todo es hecho manifiesto con la muerte de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

 

El Señor Jesucristo fue el cordero de Dios destinado, desde antes de todas las cosas, para derramar su sangre para remisión de nuestros pecados. Es importante precisar que no solo la sangre es lo indispensable, sino que el derramamiento de la misma.

 

“Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión” hebreos 9:22

 

Toda persona que cree de todo corazón en el sacrificio de Cristo como único medio para alcanzar salvación, obtiene esta bendita remisión. De esta manera, todos nuestros pecados han sido enviados lejos de la presencia de Dios. Sin remisión, ningún hombre puede ser salvo.

 

JUSTIFICACIÓN

 

En pocas palabras, justificar es declarar justo; hacerlo a uno justo con Dios. La justificación, es Dios declarando justos a aquellos que reciben a Cristo, basándose en que la justicia de Cristo es imputada a la cuenta de aquellos que lo reciben. Aunque la justificación, como un principio, se encuentra a través de toda la Escritura, el pasaje más importante que describe la justificación en relación a los creyentes está en romanos 3:21-26:

 

“Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en Él. Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que Él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe en Jesús."

 

 

Somos justificados, declarados justos, al momento de nuestra salvación. La justificación no nos hace justos, sino más bien declara nuestra justificación. Nuestra justificación procede de poner nuestra fe en la obra terminada de Jesucristo. Su sacrificio cubre nuestro pecado, permitiendo que, a través de él, Dios nos vea como perfectos y sin culpa. Porque como creyentes estamos en Cristo, Dios ve la propia justicia de Cristo cuando nos mira. Esto satisface las demandas de perfección de Dios; así que, de esta manera, Él nos declara justos – Él nos justifica.

 

Romanos 5:18-19 lo resume bien: “Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida. Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos.”

 

¿Por qué es tan importante este pronunciamiento de justificación? “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.” (Romanos 5:1). Es por la justificación que la paz de Dios puede reinar en nuestras vidas. Es por el HECHO de la justificación, que los creyentes pueden tener la seguridad de la salvación. Es el HECHO de la justificación, lo que permite que Dios inicie el proceso de santificación – el proceso de Dios haciendo realidad en nosotros, lo que ya somos posicionalmente.

 

SUSTITUCIÓN E IMPUTACIÓN

 

Cuando hablamos del sacrificio de Jesucristo en la cruz, conviene pensar en el significado de lo que realizó en ese lugar, la sustitución y la imputación. Cuando Jesús sustituyó se implica que representó a alguien. Por ejemplo, Jesucristo murió sustituyendo a otros que debían padecer el pago por su pecado. Es por eso que decimos que Jesús sufrió una muerte vicaria, sustitutiva. El castigo de nuestra paz recayó sobre él (Isaías 53:5), Cristo es nuestra pascua (1 Corintios 5:7), cuyo cuerpo partido fue por sus discípulos (Lucas 22:19-20) (y por los que habrían de creer por la palabra de ellos -Juan 17:20), no partido por el mundo en general por el cual no rogó (Juan 17:9). Sabemos que Dios no escatimó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros (no dice por todo el mundo); quien alejó el pecado de nosotros por su propio sacrificio. Cristo me amó y se entregó a sí mismo por mí (Gálatas 2:20). Son abundantes los textos que refieren a una sustitución por nosotros (su pueblo) y dejan por fuera a los que nunca han sido ni serán sus ovejas.

 

Hay quienes procuran objetar la multitud de referencias a la sustitución particular de Jesús en la cruz y colocan un verso extraído de la Biblia que aparenta sugerir lo opuesto. El mismo es la propiciación por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero (1 Juan 2:2). Acá sucede lo mismo que con la palabra mundo o con el término todos. Solamente el contexto es capaz de aclarar su aparición. Empecemos por decir que, si el verso citado de Juan habla de la expiación universal, entonces todos los demás textos están equivocados. Habría que corregirlos o tal vez rechazarlos, en especial aquel que el propio Juan también escribió: que Jesús no rogó por el mundo sino solamente por los que el Padre le había dado.

 

 

Sin embargo, eso no frenaría la contradicción y sabemos por principio general que la Escritura no se contradice. Entonces, Juan no está hablando de expiación universal, sino colectiva. Recordemos que, así como Pablo fue el apóstol de los gentiles, Juan lo era de los judíos. Su iglesia estaba compuesta fundamentalmente de judíos conversos, por lo cual escribió que el sacrificio de Jesucristo se hizo no solamente en favor del pueblo judío escogido (pues no todos ellos fueron creyentes), sino que además se incluía al resto del mundo (el mundo gentil creyente).

 

Sabemos que era natural para los judíos hablar separadamente de ellos en relación con el resto del mundo; esta costumbre también la tenía el pueblo romano, quien se daba el lujo de tener dos tipos de Derecho: el ius romano y el ius gentium (el Derecho romano y el Derecho de Gentes). Con uno de ellos juzgaban a sus ciudadanos, pero con el otro al resto de las gentes, al resto del mundo. Juan el Bautista bautizaba con agua, y toda Jerusalén se iba tras él a bautizarse, pero allí no acudieron Herodes ni su familia, ni la mayoría de los fariseos o saduceos, ni muchos más; sin embargo, la expresión bíblica habla de esa manera, de un todo colectivo, no distributivo. Hoy día nosotros decimos frases semejantes, como que la ciudad llenó todo el estadio de fútbol, o toda la plaza de toros. Son expresiones comunes que no denotan jamás la literalidad de sus palabras. La noticia la sabe todo el mundo es una frase hiperbólica, exagerada, con el fin de llamar la atención.

Por lo expresado espero quede claro que en la Biblia aparecen tropos y figuras del lenguaje que no siempre denotan la literalidad de sus palabras, sino que connotan de acuerdo al contexto en que aparecen.  La imputación hace referencia a un cargo legal a la cuenta de otro. De esta forma, la Biblia nos asegura que todos los pecados de algunos pecadores, junto con su culpa y condena, fueron cargados (imputados) a la cuenta de Jesucristo. Jesucristo fue hecho pecado por nosotros (Gálatas 3:13), Cristo cargó el pecado de muchos (hebreos 9:28), cargó en su cuerpo nuestros pecados en la cruz (1 Pedro 2:24) y llevó el pecado de muchos (Isaías 53:4-12).

 

EXPIACIÓN

 

I.              SIGNIFICADO

En el sentido literal de la palabra "expiar" o hacer expiación quiere decir cubrir.

Creemos que Jesucristo, por su obediencia personal, honró la ley divina, y que por su muerte hizo una expiación completa y vicaria por nuestros pecados; creemos que su expiación consistió, no en dejarnos un ejemplo con su muerte como un mártir, sino que fue la sustitución voluntaria de Él mismo en el lugar del pecador, el justo muriendo por el injusto". Así dice la confesión de fe de muestra iglesia.

 

 

1. Así es usada la palabra muchas veces en el Antiguo Testamento en relación con los sacrificios de animales que ofrecieron. Ejemplo: (Lev. 16:5, 15).

 

2. Aquellos sacrificios no podían quitar el pecado. (Heb. 10:4). La sangre de los animales cubría los pecados de los Israelitas delante de Dios hasta que vino Cristo a quitarlos por su muerte en la cruz. Dios aceptaba aquellos sacrificios como una muestra de fe en el Salvador que iba a venir.

 

3. El diccionario dice que expiar significa: "Borrar las culpas mediante un sacrificio". "Sufrir el delincuente la pena impuesta".

 

4. En círculos cristianos "expiar" o "expiación" es un término que ha llegado a cubrir toda la obra sacrificadora y redentora de Cristo. Cristo hizo expiación por nuestros pecados por medio del sacrificio de sí mismo en la cruz. Su muerte dejó satisfecho la justicia de Dios y lo permitió perdonar a los pecadores arrepentidos. Ya hemos estudiado acerca de la obra de Cristo en las lecciones acerca de Su muerte y resurrección. En esta lección pensaremos en el hecho de que Él fue nuestro sustituto voluntario, "el justo muriendo por el injusto".

 

II. La Necesidad de la Expiación.

 

A. Toda persona ha pecado contra Dios. (Ecl. 7:20; Rom. 5:12).

B. Por el pecado está condenado. (Rom. 3:23; 6:23: Apoc. 21:8). Dios es Santo y Justo y no puede dejar pasar por alto el pecado. El pecado tiene que ser castigado.

C. La única manera de escapar las terribles consecuencias del pecado es por medio de un sustituto que satisface las demandas de la justicia divina.

D. De eso se trata la expiación. Cristo es nuestro sustituto. Él es justo y murió por nosotros los injustos.

 

III. El Plan de Dios para la Expiación.

 

A. El plan profetizado. Los animales sacrificados en el Antiguo Testamento fueron símbolos de Cristo muriendo por nuestros pecados. Señalaban hacia el Salvador venidero. También en Isa. 53:10 tenemos una clara profecía: "...cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado".

B. Versículos que nos explican cómo fue realizado el plan:

1. Rom. 5:6-8.

2. II Cor. 5:21.

3. I Pedro 2:24 y 3:18.

En el uso común o vulgar de la palabra expiar, se oye del chivo expiatorio. Es cuando alguien, culpable de delito, echa la culpa a otro y queda libre. Pues, es precisamente lo que hace el pecador cuando acepta al Señor Jesucristo como Salvador. Él lleva la culpabilidad del pecador, y el pecador es libre, es considerado justo delante de Dios. (II Cor. 5:21).

 

PROPICIACIÓN

 

La palabra propiciación lleva la idea básica de aplacar o satisfacer, concretamente hacia Dios. La propiciación es un acto entre dos partes que implica apaciguar la ira de alguien que está ofendido y ser reconciliado con él.

 

“Y él es la propiciación por nuestros pecados...” 1 Juan 2:2

 

 

La palabra propiciación alude no solo a la acción de cubrir nuestros pecados, sino que trata con la tarea de aplacar la ira santa de Dios.

 

Bien sabemos que Dios es santo y que no tolera el pecado porque le enciende el fuego de su furor. Mucho se habla de que Dios es amor, pero poco se menciona que él es fuego consumidor. Dios aborrece nuestro pecado.

 

El apóstol Pablo nos presenta con mucha claridad lo que Dios siente frente al pecado:

 

“Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad” Romanos 1:18

 

La necesidad de apaciguar a Dios, es algo que muchas religiones tienen en común. En las antiguas religiones paganas, así como en muchas religiones hoy en día, se enseña la idea de que el hombre aplaca a Dios ofreciendo varias ofrendas o haciendo sacrificios. Sin embargo, la Biblia enseña que Dios mismo ha proporcionado el único medio por el cual se puede aplacar Su ira y el hombre pecador puede reconciliarse con Él. En el Nuevo Testamento, el acto de la propiciación siempre se refiere a la obra de Dios y no a los sacrificios o a las ofrendas dadas por el hombre. La razón de esto es que el hombre es totalmente incapaz de satisfacer la justicia de Dios, excepto que pase la eternidad en el infierno. No hay ningún servicio, sacrificio o regalo que el hombre puede ofrecer para apaciguar la santa ira de Dios, o satisfacer Su perfecta justicia. La única satisfacción o propiciación, que pueda ser aceptable a Dios y que pueda reconciliar al hombre con Él, tenía que ser hecha por Dios. Por esta razón, Dios Hijo, Jesucristo, vino al mundo en forma de hombre para ser el sacrificio perfecto por el pecado e hizo propiciación o "expiación por los pecados del pueblo" (hebreos 2:17).

 

La palabra propiciación se usa en varios versículos para explicar lo que Jesús logró a través de Su muerte en la cruz. Por ejemplo, en Romanos 3:24-25, los creyentes en Cristo han sido "justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados". Estos versículos son un punto clave en el argumento de Pablo en el libro de romanos y realmente están en el corazón del mensaje del evangelio.

 

En los tres primeros capítulos de Romanos, Pablo argumenta de que todos, judíos y gentiles por igual, están bajo la condenación de Dios y merecedores de Su ira (Romanos 1:18). Todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios (Romanos 3:23). Todos nosotros merecemos Su ira y castigo. Dios en Su infinita gracia y misericordia ha provisto una forma para aplacar Su ira y para que podamos ser reconciliados con Él. Esto es solamente a través de la muerte sacrificial de Su Hijo Jesucristo, como el pago por nuestros pecados. Es a través de la fe en Jesucristo como el sacrificio perfecto de Dios que podemos ser reconciliados con Él. Es únicamente por causa de la muerte de Cristo en la cruz y de Su resurrección en el tercer día, que un pecador perdido que merece el infierno puede ser reconciliado con un Dios santo. La hermosa verdad del evangelio es que los cristianos son salvos de la ira de Dios y reconciliados con Él, no porque "hayamos amado a Dios, sino porque él nos amó a nosotros, y envió a su hijo en propiciación por nuestros pecados" (1 Juan 4:10).

 

Jesús dijo, "Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre, sino por mí" (Juan 14:6). La única manera para aplacar la ira de Dios contra el hombre pecador y reconciliarnos con Dios, es a través de Jesucristo. No hay otra forma. Esta verdad se comunica también en 1 Juan 2:2: "Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo". Una parte importante de la obra salvadora de Cristo, es la liberación de la ira de Dios; la propiciación de Jesús en la cruz es lo único que puede quitar la condenación de Dios con respecto al pecado. Aquellos que rechazan a Cristo como su Salvador y se niegan a creer en Él, no tienen ninguna esperanza de salvación. Solo pueden esperar el enfrentar la ira de Dios que han acumulado para el día del juicio (Romanos 2:5). No hay ninguna otra propiciación o sacrificio que puede hacerse por sus pecados.

 

LA RECONCILIACIÓN.

 

Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación (2 Corintios 5:18-19). De nuevo un texto que puede ser escogido por los que tuercen las Escrituras, ya que se habla de la reconciliación de Jesucristo hecha por el mundo sin tomarle en cuenta sus pecados. Sin embargo, aparte de los distintos significados del vocablo mundo que ya conocemos, en el mismo enunciado encontramos la referencia final, cuando Pablo anuncia que nos encargó a nosotros (no al mundo) la palabra de la reconciliación. Porque si Cristo ya reconcilió al mundo por el cual no rogó la noche previa a su crucifixión, no tiene sentido que no le encomiende igualmente a él la palabra de la reconciliación.

 

Dios dibujó el esquema reconciliatorio, propuso el método de reconciliación, con pensamientos de paz y no de mal, para darnos el fin que esperamos. Pero ¿quiénes esperamos tal reconciliación? Precisamente los mismos que él amó desde la eternidad y llamó en el tiempo, los cuales predestinó para justificación y glorificación. ¿Fue Judas Iscariote reconciliado con Dios? En ninguna manera, pues la Biblia lo llama el hijo de perdición, mucho antes de que entregara al Señor y a pesar de que participaba de la compañía apostólica como uno más de ellos. Pero todo ello fue de tal forma realizado para que la Escritura se cumpliese.

 

Reconciliando al mundo no hace referencia a todos los individuos de la humanidad, ya que no todos ellos están en Cristo y muchos mueren siendo sus enemigos. No todos están interesados en la bendición de la no imputación de sus pecados, no todos creen en su nombre. Los que estaba reconciliando en el tiempo o en la historia son sus elegidos desde la eternidad, los mismos que representó en la cruz. De nuevo cabe acotar que muchas veces se habla del mundo en referencia a los gentiles; los gentiles son las gentes, como una referencia de personas no judías.

 

En Romanos 11 Pablo habla del futuro de Israel y lo contrapone con el mundo: Por el tropiezo de los israelitas vino la salvación a los gentiles, lo cual es la riqueza del mundo (fijémonos cómo el apóstol iguala el término gentiles a mundo). De inmediato dice: a vosotros hablo, gentiles, pues el extrañamiento de ellos (los israelitas) es la reconciliación del mundo... (Romanos 11:11-15). Este es el sentido del texto, que ningún hombre es mirado como reconciliado por su ascendencia, sea judío o gentil, sino en tanto sea una nueva criatura (alguien que haya nacido de nuevo, por voluntad de Dios y no de hombre). Nos concierne entonces tanto el evangelio de la reconciliación como el ministerio de la reconciliación, por lo tanto, se ha cantado la bendición de los que llevan el evangelio de la paz.

 

LA ADOPCIÓN

 

La adopción esta tan íntimamente relacionada o entretejida con la justificación que algunos estudiantes unen a las doctrinas como simplemente dos pasos en una fase de la obra redentora.

 

Regeneración es cuando la nueva vida en Cristo es implantada en el alma; justificación, es el cambio de actitud por parte de Dios con respecto a aquella alma; adopción, es el cambio de actitud por parte de esa alma con respecto a Dios.

 

La regeneración tiene que ver con el cambio de nuestra naturaleza, como dice el Apóstol Pedro; somos hechos “participantes de la naturaleza divina” 2 Pedro 1:4. La justificación tiene que ver con el cambio de nuestro estado ante Dios siendo hechos “aceptos en el amado” Efesios 1:6. La adopción trata del cambio en nuestra posición mediante el cual somos admitidos a la familia de Dios con todos los privilegios de un hijo. “Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.” Gálatas 4:6-7

 

LA ADOPCIÓN DEFINITIVA POSITIVAMENTE. Adopción significa simplemente, “ocupar la posición de un hijo.” Regeneración es un término físico: nacimiento, o para ser más exactos, renacimiento o nuevo nacimiento, mientras que justificación y adopción tienen un origen romano o latino que raras veces se oía entre los judíos. La adopción era esporádica entre los griegos, pero mucho más frecuente entre los romanos, donde la práctica significaba que un hombre tomaba al hijo de otro hombre para ser su propio hijo, dándole la misma posición legal, ventajas y privilegios de un hijo propio por nacimiento. El apóstol Juan nunca usa ese término; en cambio, El Apóstol Pablo lo hace repetidas veces. El Apóstol Juan usa la palabra “Hijitos”, porque siempre está hablando de nuestra condición como hijos, desde el punto de vista de nuestra naturaleza como hijos de Dios, nuestro crecimiento hacia la madurez y nuestra semejanza al Padre, como en:

 

“Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él.” 1 Juan 3:1.

 

La palabra adopción nunca es usada con respecto a Cristo, más es siempre usado con respecto al creyente en relación con sus derechos, privilegios, y posición como coherederos con Cristo. El término es usado distintiva y peculiarmente por el Apóstol Pablo. En Gálatas 4:5, dice el Apóstol Pablo que Dios envió a su Hijo al mundo:

 

“para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos.”

 

En Romanos 8:15 el Apóstol Pablo hace de la adopción la base de la oración diciendo:

 

“Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre ¡”.

 

Moisés es una vívida ilustración del uso y sentido Escritural del término adopción.

 

“Y cuando el niño creció, ella lo trajo a la hija de Faraón, la cual lo prohijó, y le puso por nombre Moisés, diciendo: Porque de las aguas lo saqué.” Éxodo 2:10.

 

La idea se ve con mayor claridad cuando Éxodo 2:10 es comparado con Hebreos 11:25

 

“Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón”.

 

Por medio de estos pasajes vemos en el antiguo punto de vista legal romano de la adopción como “posición de un hijo”, es lo que el Apóstol Pablo tuvo en mente en el sentido espiritual, en relación con aquellos que han nacido de nuevo por la fe en Cristo. En la regeneración el creyente viene a ser un hijo de Dios, porque el Apóstol Juan dice:

 

“Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.” Juan 1:12-13.

 

En la adopción el creyente, que ya es un hijo de Dios por el nuevo nacimiento, llega a ocupar el lugar de un hijo adulto, como dice el Apóstol Pablo en Gálatas 4:1-7

 

“Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo; 2 sino que está bajo tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el padre. Así también nosotros, cuando éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del mundo. 4 Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, 5 para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. 6 Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! 7 Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.”

 

 

EL MOMENTO EN QUE LA ADOPCIÓN TOMA LUGAR.

 

Debemos hacer resaltar aquí que no podemos separar por el tiempo las distintas fases de la salvación.

 

Están todas íntimamente entretejidas que se manifiestan como un acto continuo que corre en un momento. Sin embargo, para su mejor comprensión, los separamos para el estudio.

 

LA ADOPCIÓN ES EN UN SENTIDO ESPECIALÍSIMO, DE NATURALEZA ETERNA Y NO ESTA SUJETA AL TIEMPO.

 

San pablo dice que Dios ha escogido en Cristo

 

“antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él en amor; habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad” Efesios 1:4-5.

 

En otras palabras, San Pablo nos dice antes de la fundación del mundo nos había escogido para adoptarnos como hijos. Sin embargo, debemos hacer una distinción entre esta preordinación a la adopción, que es supra-temporal, y el acto de adopción misma que toma lugar cuando creemos en Cristo. Este eterno factor tiempo se menciona aquí para eliminar toda posibilidad de obras, y para mostrar que nuestra salvación fue fundada absolutamente en la gracia gratuita de Dios. El Apóstol Pablo inspirado por el Espíritu Santo dice que Dios ha ordenado la adopción.

 

“(pues no habían aún nacido, ni habían hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese, no por las obras sino por el que llama)” Romanos 9:11.

 

“Así también aun en este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia. Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra.” Romanos 11:5-6.

 

En otras palabras, si un hombre adopta a un hijo cuyos padres han fallecido, o lo han abandonado, será enteramente un gesto bondadoso de su parte, porque ninguno tiene la obligación de hacer tal cosa. Optaría a por lo hacerlo completamente de su propia voluntad.

 

Esto es lo que hace Dios; es todo de su gracia y no por alguna cosa que nosotros merezcamos.

 

AUNQUE ETERNO POR NATURALEZA, LA ADOPCIÓN TAMBIÉN TIENE UNA DOBLE RELACIÓN CON EL TIEMPO.

 

LA ADOPCIÓN EMPIEZA DESDE EL MOMENTO QUE UNO CREE EN JESUCRISTO.

 

La seguridad de nuestra salvación no es, como alguno suponen, una verdad obscura que ha de ser revelada, algún día lejano del futuro nebuloso, pero una bendita realidad que podemos realizar, y que de la cual podemos plenamente gozar ahora mismo por medio de la adopción. El apóstol Juan creyó esto pues dijo.

 

“Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.” 1 Juan 3:2.

 

Y el Apóstol Pablo escribió:

 

“pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús;” Gálatas 3:26.

 

El privilegio de hijo es, por lo tanto, una realidad presente de la cual podré gozar todo creyente. Quizá no lo podamos comprender, ni explicar; sin embargo, es la verdad. Cuanto más nos hacemos cargo de esta verdad bendita cuanto más nos encontramos en conflicto con el mundo. La adopción solo lo comprenden y aprecian los que han experimentado por medio del nuevo nacimiento. Los que antes habían sido esclavos del pecado pueden apreciar más la gloriosa libertad de un hijo adoptivo.

 

LA ADOPCIÓN ES CONSUMADA CON LA RESURRECCIÓN DE NUESTROS CUERPOS.

 

El mundo no nos reconoce ahora como hijos de Dios. Esta verdad solo se comprende por la fe; fe que el mundo no comprende en absoluto; pero en el día de resurrección, cuando nuestro cuerpo sea redimido, esta verdad tan preciosa será revelada abiertamente ante el asombro del mundo entero. El apóstol Pablo no pidió ser redimido del cuerpo, sino que su cuerpo fuese redimido, diciendo que él estaba:

 

“Y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo”. Romanos 8:23.

 

Por lo tanto, el creyó que la adopción está íntimamente relacionada con nuestra redención final y la resurrección del cuerpo. El cuerpo será redimido para que podamos recibir nuestra completa herencia que nos ha sido prometida a través de la adopción,

 

“Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.” 2 Corintios 5:10.

 

El Apóstol Juan también dice:

 

“Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.” 1 Juan 3:1-3

 

 

Cuando un hijo de Dios pone su confianza en Cristo Jesús, goza inmediata y plenamente de la preciosa realidad de la adopción, pero su condición de hijo no es reconocida por el mundo hasta la resurrección del cuerpo en la segunda venda de nuestro Señor Jesucristo por su Iglesia, cuando en verdad ocupemos literalmente la posición de hijo.

 

Cesar Ángel

 

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martes, 25 de abril de 2023

"Mía es la plata, y mío es el oro, dice el Señor". Versículo manipulado

abril 25, 2023 0
"Mía es la plata, y mío es el oro, dice el Señor". Versículo manipulado

 


¿ES HAGEO 2 UNA PROMESA DE PROSPERIDAD PARA LOS HIJOS DE DIOS?

En Hageo 2: 8 dice: “Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos”


¿Pero, es esta frase una promesa de prosperidad hecha por Dios a los hombres?


Primero aclaremos que estas palabras de Dios, dichas a través del profeta Hageo eran dirigidas al pueblo de Israel en el antiguo testamento y no a la Iglesia de Cristo en el nuevo pacto.


Hay que leer en contexto para comprender el porqué de esta frase. Leer los 2 únicos capítulos de Hageo.


El pasaje se da en el tiempo en que Israel regresaba del Exilio y el gobernador de Judea era Zorobabel a quien Dios manda a reconstruir el templo con palabras dadas a su profeta Hageo.

Dios regaña al pueblo de Judá pues sus habitantes, luego del exilio, se han dedicado a reconstruir y adornar hermosamente sus casas y, sin embargo, la casa de Dios está desierta (Hageo 1: 4). Y Dios los ha castigo por esto.

Sin embargo, el profeta Hageo los tranquiliza dándoles a conocer las palabras de apoyo a la reconstrucción, hechas por Dios, en las cuales les anuncia que hará temblar las naciones y hará que estas traigan el oro y la plata para embellecer el templo, porque el oro y la plata suyos son.

La promesa que SÍ hizo Dios al gobernador Zorobabel, al sacerdote Josué y al pueblo, fue que sí reconstruían el templo les concedería paz (Hageo 2; 8-9).


Dios a través del profeta Hageo, le promete PAZ al pueblo israelí y anuncia GLORIA en el templo que ha de ser reconstruido, mayor a la del templo de Salomón destruido. (Hageo 2: 6-9). Al pueblo PAZ. Y el oro y la plata para embellecer la casa de Dios (el templo).

En ningún versículo de Hageo dice expresamente que Dios bendecirá a Israel con oro y plata. No fue está una promesa de Dios a través del profeta Hageo para el pueblo israelí en el antiguo testamento, ni muchos menos a la Iglesia de Cristo en el nuevo pacto, como enseñan errónea y sagazmente los abusadores del diezmo en las sinagogas de satanás.


Este es un pasaje bíblico manipulado, malinterpretado y descontextualizado por los avariciosos pastores de la prosperidad, quienes convencen a sus oidores que Dios es el dueño del oro y la plata y que ellos como hijos legítimos de Dios, están con el derecho de heredar y recibir las riquezas de este mundo.

Y sus codiciosos seguidores, que anhelan y envidian las riquezas de sus impíos lideres, se engañan ellos mismos con está falsa interpretación del libro de Hageo.


Finalmente, para ampliar el soporte bíblico de este pasaje, veámoslo en las diferentes versiones bíblicas:


"¡haré temblar a todas las naciones! Sus riquezas llegarán aquí, y así llenaré de esplendor esta casa —dice el Señor Todopoderoso—. 8 Mía es la plata, y mío es el oro —afirma el Señor Todopoderoso—. 9 El esplendor de esta segunda casa será mayor que el de la primera —dice el Señor Todopoderoso—. Y en este lugar concederé la paz”, afirma el Señor Todopoderoso» (NVI Nueva Versión Internacional)


"Y haré temblar a todas las naciones; vendrán entonces los tesoros de todas las naciones, y yo llenaré de gloria esta casa» —dice el Señor de los ejércitos. 8 «Mía es la plata y mío es el oro» —declara el Señor de los ejércitos. 9 «La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera» —dice el Señor de los ejércitos— «y en este lugar daré paz» —declara el Señor de los ejércitos" (LBLA Biblia de las Américas)


"Haré temblar a todas las naciones y traerán los tesoros de todas las naciones a este templo. Llenaré este lugar de gloria, dice el Señor de los Ejércitos Celestiales. 8 La plata es mía y el oro es mío, dice el Señor de los Ejércitos Celestiales. 9 La futura gloria de este templo será mayor que su pasada gloria, dice el Señor de los Ejércitos Celestiales, y en este lugar, traeré paz. ¡Yo, el Señor de los Ejércitos Celestiales, ¡he hablado!" (NTV Nueva Traducción viviente)


"Haré que tiemblen todas las naciones; haré que me traigan todas sus riquezas para llenar con ellas mi templo, pues la plata y el oro me pertenecen. 9 La grandeza de este segundo templo será mayor que la del primero, y en él se vivirá en paz. Yo soy el Dios de Israel, y juro que así lo haré». (TLA Traducción al lenguaje actual)


"el mar y la tierra firme. Voy a sacudir a todas las naciones, llegarán aquí todos sus tesoros y llenaré este templo de esplendor”, dice el SEÑOR Todopoderoso. 8 El SEÑOR Todopoderoso dice también: el oro y la plata son míos. 9 El SEÑOR Todopoderoso lo afirma y él dice que el esplendor de este último templo será mayor que el del anterior. En este sitio daré paz, dice el SEÑOR Todopoderoso" (PDT Palabra de Dios para todos)


Gracia y Paz

Cesar Ángel

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lunes, 17 de abril de 2023

Como distinguir el camino angosto del camino ancho

abril 17, 2023 0
Como distinguir el camino angosto del camino ancho

 


Versículo base:

“Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; 14 porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan”. Mateo 7: 13

¿De qué camino y cuál es la vida de que habla el pasaje?

Respuesta:

“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. Juan 14: 6

Que significa que Jesús sea el camino, la verdad y la vida?

La vida a la que se refieren ambos pasajes es la vida eterna. La vida eterna es don de Dios como nos lo dicen Las Escrituras:

“Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” Romanos 6: 23

Este don está en contraste con la "muerte" que es el resultado natural del pecado

La vida eterna no empieza cuando morimos. La vida eterna empieza cuando nacemos de nuevo, cuando somos regenerados por el Espíritu Santo y experimentamos el proceso de CONVERSIÓN, esto es: Fe y Arrepentimiento, los cuales también son don de Dios, porque la fe, el arrepentimiento y la Santidad son producto y consecuencia de haber sido salvos, haber sido regenerados. No que la fe, el arrepentimiento y la santidad nos den la salvación.

Por lo tanto, Cristo es la vida eterna a la que llegamos por el camino angosto el cual también es Cristo.

Solo en Cristo hay arrepentimiento, solo por la Fe en Cristo hay Salvación. Solo el evangelio de Cristo es el camino hacia la vida, la vida eterna, hacia la salvación.

¿Dónde dice en las Escrituras que el arrepentimiento y la fe son don de Dios?

VEAMOS INICIALMENTE PORQUE EL ARREPENTIMIENTO ES DON DE DIOS:

El arrepentimiento no es una obra que hacemos para ganar la salvación. Nadie puede arrepentirse y venir a Dios a menos que Dios atraiga a esa persona hacia Él

“Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero” Juan 6:44.

 El arrepentimiento es algo que Dios da: únicamente es posible por Su gracia:

“A este, Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados” Hechos 5: 31

Entonces, oídas estas cosas, callaron, y glorificaron a Dios, diciendo: ¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida! Hechos 11:18.

“que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad” 2 Timoteo 2:25

 Nadie puede arrepentirse a menos que Dios conceda el arrepentimiento. Toda la salvación, incluyendo el arrepentimiento y la fe, son el resultado de que Dios nos atrae, abre nuestros ojos y cambia nuestros corazones.

La paciencia de Dios nos lleva al arrepentimiento

“El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” 2 Pedro 3:9

Al igual que Su bondad

¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?  Romanos 2: 4

 

AHORA VEAMOS BÍBLICAMENTE PORQUE LA FE ES DON DE DIOS:

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9 no por obras, para que nadie se gloríe. Efesios 2: 8-9

Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros,

que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura,

conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno. Romanos 12: 3

 

“Porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no solo que creáis en él, sino también que padezcáis por él” Filipenses 1: 29

 

“puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe” hebreos 12: 2

 

 

¿Como identificamos el camino angosto en la vida practica del cristiano?

El camino angosto es el que recorren los Santos, los hijos adoptivos de Dios, los nacidos de nuevo regenerados por el Espíritu Santo.

El camino angosto es transitado por la manada pequeña que constituye la Iglesia universal de Cristo. “No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino” Lucas 12: 32. Y esto es profecía bíblica porque Las Escrituras profetizan que antes de la parusía (segunda venida de Cristo) habrá gran apostasía.

El camino angosto es el camino del arrepentimiento genuino que experimenta el nuevo nacido, en el cual abandona y rechaza el pecado que antes disfrutaba. Arrepentimiento que lo lleva a cambiar su vida de rumbo, empezar el proceso de santidad y tener un arrepentimiento permanente que lo haga sensible al pecado.

El camino angosto es el camino de la Fe en Cristo Señor y Salvador. Es la fe en Dios. Una fe que lo lleva a obedecer fielmente sus mandatos y hacer su voluntad.

El camino angosto es el camino de la Santidad. Un camino que nos lleva a estar separados para Dios. Alejados del mundo, del pecado y de la carne. Es el camino de las buenas obras las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas (efesios 2: 10). La santidad es el camino que nos lleva mostrar el fruto del Espíritu Santo en nuestra relación con Dios y con el prójimo. El cristiano en el camino angosto mostrará indefectiblemente Amor, paz, gozo, bondad, benignidad, fe, paciencia, mansedumbre y templanza.

El camino angosto en el cual alabamos y glorificamos a Dios con nuestra vida y con nuestros cultos.

Todo esto nos dice que el camino angosto está llenó de GOZO. Sin embargo, el camino angosto también comprende aflicción, tribulación, persecución. Veamos lo que dice la biblia al respecto:

“pero no tienen raíz en sí, sino que son de corta duración, porque cuando viene la tribulación o la persecución por causa de la palabra, luego tropiezan”. Marcos 4: 17

“Pero tú, sé sobrio en todas las cosas, sufre penalidades, haz el trabajo de un evangelista, cumple tu ministerio”. 2 Timoteo 4:5

 

“Y vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros y del Señor, habiendo recibido la palabra, en medio de mucha tribulación, con el gozo del Espíritu Santo” 1 Tesalonicenses 1:6

 

“a fin de que nadie se inquiete por {causa de} estas aflicciones, porque vosotros mismos sabéis que para esto hemos sido destinados”. 1 tesalonicenses 3:3

 

“persecuciones, sufrimientos, como los que me acaecieron en Antioquía, en Iconio {y} en Listra. ¡Qué persecuciones sufrí! Y de todas ellas me libró el Señor”. 2 Timoteo 3:11

 

Pues {esta} aflicción leve y pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación” 2 Corintios 4:17

 

“¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Tal como está escrito: POR CAUSA TUYA SOMOS PUESTOS A MUERTE TODO EL DIA; SOMOS CONSIDERADOS COMO OVEJAS PARA EL MATADERO. Pero en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro”. Romanos 8:35-39

“Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas lo libra el SEÑOR”. Salmos 34:19

 

 

“de manera que nosotros mismos hablamos con orgullo de vosotros entre las iglesias de Dios, por vuestra perseverancia y fe en medio de todas las persecuciones y aflicciones que soportáis. {Esta es} una señal evidente del justo juicio de Dios, para que seáis considerados dignos del reino de Dios, por el cual en verdad estáis sufriendo. Porque después de todo, es justo delante de Dios retribuir con aflicción a los que os afligen, {y daros} alivio a vosotros que sois afligidos, y también a nosotros, cuando el Señor Jesús sea revelado desde el cielo con sus poderosos ángeles en llama de fuego”, 2 Tesalonicenses 1:4-7

 

“Y El me ha dicho: Te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, muy gustosamente me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí”. 2 corintios 12:9

 

“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tenéis tribulación; pero confiad, yo he vencido al mundo”. Juan 16:33

 

“fortaleciendo los ánimos de los discípulos, exhortándolos a que perseveraran en la fe, y {diciendo:} Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios”. Hechos 14:22

 

“Porque a vosotros se os ha concedido por amor de Cristo, no sólo creer en El, sino también sufrir por El” Filipenses 1:29

 

“antes bien, en la medida en que compartís los padecimientos de Cristo, regocijaos, para que también en la revelación de su gloria os regocijéis con gran alegría. Si sois vituperados por el nombre de Cristo, dichosos sois, pues el Espíritu de gloria y de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, por ellos El es blasfemado, pero por vosotros es glorificado”. 1 Pedro 4:13-14

 

LO QUE NO ES EL CAMINO ANGOSTO

Mateo 7: 3 dice que “ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición”. Por supuesto lo contrario al camino angosto es el camino ancho y espacioso que lleva a muerte espiritual y a condenación eterna.

 

¿Cuál es y como identificamos en la vida práctica el camino ancho y espacioso que lleva a la perdición?

El camino ancho es el camino del pecado, en el que se encuentra el incrédulo, el hombre natural, el inconverso. Y es ancho porque lo atraviesan la mayoría de los habitantes de la tierra.

Y es que no solo el mundo está lleno de incrédulos, también lo están las congregaciones. Porque dice Mateo 22: 14 “muchos son los llamados (llamamiento general. Esto es: la predicación de la Palabra a todos) pero pocos los escogidos” (llamamiento particular: nuevo nacimiento, regeneración).

El camino ancho está lleno de ateísmo e incredulidad, pero también de paganismo (hinduismo, islamismo, nueva era, etc.), de sectas (romanismo, testigos de Jehová, mormones y adventistas), de sinagogas de satanás donde se predican de falsos evangelios como el neopentecostalismo, el carismatismo, la prosperidad, entre otros.

¿Con que se encuentra alguien que este transitando el camino ancho?

En el camino ancho encontramos congregaciones llenas de practicas y doctrinas erróneas que alejan a las personas del evangelio verdadero. Encontramos:

Decisionismo: (oración del pecador al final del culto frente al pulpito) y arminianismo (sinergismo. Esto es: que el hombre contribuye a la salvación con su decisión de seguir a Cristo, lo que arroja que la gloria de la salvación no es de Dios sino del hombre)

Liberalismo y liberalidad: Congregaciones que, en lugar de llevar el evangelio al mundo, han permeado sus evangelios, su culto, su alabanza y sus prácticas eclesiales con las costumbres y gustos del mundo.

Antropocentrismo y humanismo. Doctrinas y evangelios falsos donde el centro del mensaje NO es Cristo (mensaje Cristo-céntrico), sino el hombre, sus necesidades, sus sueños y metas, sus ambiciones, sus deseos, su bienestar y comodidad. Este evangelio se caracteriza por la prosperidad material del hombre que los lleva a la condenación, aun a costa de sacrificar la vida eterna en Gloria con nuestro Señor. Su slogan y lema: “las calles de oro aquí y ahora”.

Machismo y feminismo.

Machismo representado en pastores que someten a mujeres de sus congregaciones a soportar duras cargas que la Palabra de Dios no ha mandado, en cuanto a una pésima interpretación de la sujeción de la mujer a su marido. Y estos últimos, hombres mal llamados cristianos u hombres del mundo que abusan sometiendo a sus esposas a maltrato psicológico y físico, basados en está mal enseñada, malinterpretada y manipulada doctrina de la sujeción.

Machismo en hombres “cristianos” que consideran que sus esposas amas de casa “no trabajan”. Y que por ser ellos los proveedores del hogar, tienen derecho a ser tratados como reyes cuando en realidad se convierten en dictadores en sus hogares donde no colaboran en los oficios de la casa y en la educación de los hijos.

Feminismo en cuanto que este movimiento mundial con tanta relevancia hoy día se ha introducido en las congregaciones haciendo mucho daño. Miles de mujeres cristianas se han erigido como “pastoras” en clara, directa y desafiante desobediencia de la Palabra de Dios.  Además, enseñando mensajes antibíblicos de empoderamiento sin soporte escritural y en muchos casos incitando al divorcio, demandando una igualdad que la biblia no establece. Los roles establecidos por Dios para cada sexo, son anulados por esta equivocada doctrina feminista y remplazados por la lucha social de la igualdad que adelantan las mujeres seculares y a la que conocemos como “feminismo”. Esto no es nuevo en la sociedad, pero está en auge hoy día y hace parte de la agenda progresista, tanto en el mundo secular como en las Iglesias, sobre todo de corte neopentecostal, de prosperidad y carismáticas.

Lo mas triste del camino ancho es que muchas personas creen ir por el camino correcto.

Es el Espíritu Santo el que quita el velo de sus ojos y los saca de las sinagogas de satanás, de doctrinas equivocadas, de falsos evangelios avariciosos, de equivocadas prácticas en las que se atribuyen al Espíritu Santo manifestaciones que son realmente FUEGO EXTRAÑO para Dios o lo peor manifestaciones del Kundalini.  

Oremos por nuestro hermanos que no han nacido de nuevo, que aun no han sido regenerados por el Espíritu de Dios y que se encuentran aun en estas congregaciones, para que Dios tenga misericordia de ellos y los traiga a los delicados pastos del Evangelio de Cristo.

 

Gracia y Paz

Cesar Ángel

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

martes, 4 de abril de 2023

Bautismo en fuego. Mateo 3: 11

abril 04, 2023 0
Bautismo en fuego. Mateo 3: 11

 

                                                        Juicio final" Jean Cousin (1585)

Versículo base: Mateo 3. 11 (Lucas 3: 16)

 

“Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego” (RV 60).

 

La parte final de este versículo que dice “...él os bautizará en Espíritu Santo y fuego”, ha tenido a lo largo de la historia diferentes interpretaciones, principalmente en el significado que tiene la palabra “fuego” en el versículo. Podemos reunir las interpretaciones más sobresalientes que se han hecho, en los siguientes 3 grupos:

 

 

1.    El bautismo en fuego se refiere a las pruebas que purifican al cristiano.

 

 

2. “Fuego” se refiere a las "lenguas repartidas, como de fuego", de las que habla Hechos 2: 3, que dice: “y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos”.

 

3.    El Bautismo en fuego es diferente al bautismo en Espíritu Santo. El Bautismo en fuego es hecho por Jesucristo y es el castigo a los infieles en el día del juicio final.

 

VAMOS A ESTUDIAR CADA UNA DE ELLAS:

 

1. El bautismo en fuego se refiere a las pruebas que purifican al cristiano.

Interpretación que la tienen como doctrina muchas personas y muchas congregaciones.

 

Hay varios pasajes que nos hablan de ello, veamos:

 

1 Pedro 4: 12 dice, "Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido".

 

En Mateo 20: 22, Jesús habla del bautismo con sufrimiento, es decir, El y también los apóstoles fueron "sumergidos" en el sufrimiento: “Entonces Jesús respondiendo, dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso que yo he de beber, y ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado? Y ellos le dijeron: Podemos”.

 

 

 Apocalipsis 7: 14 dice, "Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero", como si hubieran salido de un "bautismo" de sufrimiento.

 

Sin embargo, no hay nada en el contexto de Mateo 3:11 que indique que el "fuego" de este versículo se refiera al fuego de prueba.

 

Como extensión o apéndice de esta segunda interpretación, algunos consideran la palabra “fuego” de nuestro versículo base, como: “la promesa de un bautismo en fuego para purificar al pueblo”.

 

Y citan Malaquías 3: 2-3 para sostener que el bautismo en fuego, era equivalente a la purificación al pueblo que haría el Mesías con su predicación, el cual constituye: “fuego purificador, y como jabón de lavadores".

 

 

Este argumento se cae fácilmente si vemos que Malaquías el versículo 1 de Malaquías 3: “yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí... él es como fuego purificador". En este texto Malaquías se refiere al ministerio de Juan el bautista, pero en Mateo 3: 11, Juan Bautista está hablando del ministerio de Jesús.

 

ESTUDIEMOS AHORA LA SEGUNDA INTERPRETACIÓN

 

2. “Fuego” se refiere a las "lenguas repartidas, como de fuego", de las que habla Hechos 2: 3, que dice: “y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos”.

 

Esta segunda interpretación da como un solo Bautismo la frase “…bautizará en Espíritu Santo y fuego”. En ese sentido, la palabra “fuego” se refiere a una acción, poder o manifestación del Espíritu Santo.

 

La primera debilidad que se destaca en esta argumentación, tiene que ver con que en Hechos 2: 3 no dice "lenguas de fuego", sino "lenguas... como de fuego". Hay diferencia entre el fuego y algo que es semejante al fuego.

 

Otra debilidad que presenta esta interpretación, se encuentra en Hechos 1: 5 “Porque Juan ciertamente bautizó con agua, más vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días”. Jesús, después de estar 40 días resucitado, se está despidiendo de sus discípulos. Sin embargo, no dice nada del bautismo en fuego. No dice, "vosotros seréis bautizados con fuego dentro de no muchos días". Ni Juan ni Cristo prometieron este bautismo a los apóstoles.

 

 

En la actualidad, quienes sostienen y defienden que la palabra “fuego”, en Mateo 3: 11, se refiere al don de hablar en lenguas, son los carismáticos y neo-pentecostales., quienes consideran que el hablar en lenguas es manifestación ineludible de quien ha sido bautizado en el Espíritu Santo y para ellos Mateo 3: 11 y Lucas 3: 16, son soporte de Hechos 2. 3. Es una posición llamada y conocida como “continuista” en los dones de lenguas, profecía y milagros.

 

Por supuesto la contraparte, el “cesacionismo”, considera que los dones de lenguas, profecía y milagros a cargo de un ser humano, cesaron en la era apostólica, cuando cumplieron y terminaron el fin y objeto para el cual fueron dados al cuerpo de Cristo. Por lo tanto, si cesaron los dones, el “fuego” de Mateo 3: 11, no podría referirse a “hablar en lenguas”, pues el “fuego” de nuestro pasaje base, es una promesa de postrer cumplimiento.

 

VEAMOS AHORA LA TERCERA INTERPRETACIÓN

 

3. El Bautismo en fuego es diferente al bautismo en Espíritu Santo. El Bautismo en fuego es hecho por Jesucristo y es el castigo a los infieles en el día del juicio final.

 

Primero preguntémonos: Cuando Juan dijo "os bautizará en Espíritu Santo y fuego", ¿habló de un solo bautismo que sería para todos?

 

Algunos consideran que el pronombre "os" en Mateo 3: 11, incluye a todos aquellos que a los que Jesús promete bautizar en Espíritu Santo y fuego.

 

Sin embargo, Marcos 1: 8, dice "él os bautizará con Espíritu Santo". Sin mencionar el fuego. Si Juan hubiera hablado de un solo bautismo -- en Espíritu Santo y fuego -- entonces Marcos habría mencionado los dos. La omisión del fuego en Marcos 1:8 indica que Juan habló de dos bautismos.

        

VEAMOS MATEO 3: 11 EN CONTEXTO

 

La palabra "fuego" aparece tres veces en tres versículos. Sin lugar a dudas en los versículos 10 y 12 la palabra "fuego" se refiere al castigo de los infieles. Por lo tanto, sería en extremo absurdo afirmar que la palabra "fuego" mencionada en el versículo 11, en medio de los versículos 10 y 12, se refiriera a otra cosa diferente.

 

El versículo 12 contesta la pregunta, "¿Cuándo será administrado el bautismo en fuego?" Se refiere al juicio final cuando el Señor "limpiará su era"; es decir, hará la separación final entre los fieles e infieles.

 

 

Juan está predicando la necesidad de arrepentimiento (versículo 2). ¿Cuál es la razón que da Juan? Porque, “el reino de los cielos se ha acercado.” Ahora, nótese lo que sucede después: muchos judíos venían de Jerusalén, Judea, de las provincias alrededor del Jordán (versículo 5), y eran bautizados por el profeta. Pero, con ellos también venían muchos fariseos y saduceos. Ahora, nótese las palabras de Juan cuando los vio venir en los versículos del 7 al 12:

 

“Generación de víboras!! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? 8 haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, 9 y no penséis decir dentro de vosotros mismos: A Abraham tenemos por padre; porque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras. 10 y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego. 11Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. 12 su aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.”

 

¿De qué está hablando Juan? El contexto es claro: de la necesidad de un arrepentimiento verdadero, demostrado con frutos dignos a causa de la ira y el juicio de Dios que viene. Véase que Juan se adelanta a la probable respuesta farisaica y les dice, “y no penséis decir dentro de vosotros mismos: A Abraham tenemos por padre; porque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras.” Los fariseos pensaban que ellos eran parte del reino de Dios por ser descendientes de Abraham, pero Juan el Bautista les dice que la ira del Dios verdadero estaba puesta sobre ellos y por lo tanto aun ellos necesitaban arrepentirse.

 

¿Qué es lo que ocurrirá en ese día de ira? Juan continúa diciendo, “Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego.” ¿De qué “fuego” está hablando Juan? Obviamente el contexto nos demuestra que se trata del fuego de juicio. Aquel que no dé buen fruto sufrirá de ese fuego. ¿Quién es el que hará este juicio? Juan dice que él no era, sino, “el que viene tras de mí,” Él, dice Juan, “os bautizará en Espíritu Santo y fuego.”

 

Hay una gran multitud de personas buscando a Juan el Bautista, y el profeta está enseñando sobre lo que hará Dios en el mundo, esto es, separación. Dios separará los árboles con buen fruto de los árboles con fruto malo; el trigo de la paja (versículo 12). Usando una comparación, Juan dice que Jesús, no sólo es quien hará esta separación, sino que como el que limpia una era, con su aventador separará el trigo de la paja, y a esta última la lanzará en el fuego del juicio.

 

 

Entonces, a unos, los árboles con buen fruto (los que se arrepienten verdaderamente), los bautizará en el Espíritu Santo y a otros, los árboles con fruto malo (los que no se arrepienten), en fuego. El bautismo en el Espíritu Santo no es el mismo bautismo en fuego. Eso es más que evidente por el contexto. Y es por ello como lo debemos entender.

 

Si se lee Mateo 3: 11 sin tomar en cuenta otros textos (fuera de contexto), sería posible establecer que los dos bautismos debieran ser administrados al mismo tiempo. De ahí la importancia de leer la biblia y cada pasaje en contexto.

Otros textos que enseñan la misma verdad. Son los siguientes: Mateo 10: 28; 13: 41-43; 25: 35-46; 2 Tesalonicenses 1: 7-9; Apocalipsis 12: 14- 15; 20: 11-15; 21: 8.

Una de las finalidades de las palabras de Juan Bautista en Mateo 3: 11 es la de enfatizar la superioridad de Cristo sobre él.

 

Juan enfatiza el contraste entre él y Cristo. Dice que Cristo es superior a él. Dice el texto, "Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego". Los sirvientes más humildes (los esclavos) se encargaban de llevar el calzado de la gente. Dice Juan que él no se sentía digno de hacer el papel del sirviente más humilde para llevar el calzado de Jesús.

 

El habla del bautismo en agua que él (Juan) administraba y dice que Cristo iba a administrar otros bautismos más importantes, los que Juan no podría administrar. Ningún hombre puede administrarlos.

 

Juan siempre habló con toda franqueza de la superioridad de Cristo. Véanse también Juan 1: 19-27; 3: 26-30. Es cierto que Juan nació primero y comenzó su ministerio primero. "Este es el que viene después de mí", pero El "es antes de mí" (Juan 1: 27).

 

Muchos judíos se maravillaban de Juan y su ministerio. Creían que tal vez él era el Cristo (Lucas 3:15) o, por lo menos, algún profeta muy importante, pero él sabía que de muchas maneras la obra de Jesucristo sería muy superior a la suya, y les quería convencer de esto.

 

Otra finalidad era mostrarles a los fariseos y saduceos que habría un juicio para los que no creyeren en Cristo.

 

Cesar Ángel

Octubre 8 de 2018

 

Bibliografía y Referencias:

 

"Comentarios a la biblia". Matthew Henry

“Bautizar en fuego” de Wayne Partnain

“Bautizados en fuego?” Eduardo Flores. (“Sujetos a la roca”)